
Actualizado el domingo, 29 mayo, 2022
Visitar el Convento de las Hermanas de Sion y las piedras reales de la Vía Crucis
Hablamos ahora en la calle más significativa para la comunidad cristiana, La Vía Dolorosa para pararnos a visitar el Convento de las Hermanas de Sion que se encuentra junto a la Iglesia del Ecce Homo.
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Convento de las Hermanas de Sion
El Convento de las Hermanas de Sion se confunde entre los otros edificios de la Vía Dolorosa debido a la simplicidad que conserva desde su origen, en 1857 cuando el sacerdote y misionero jesuita Marie-Alphonse Ratisbonne emprende una misión de conversión de judíos al catolicismo en Tierra Santa, algo de lo que tenía pleno conocimiento debido a que él mismo era un judío convertido. Así decide de comprar un pequeño terreno en el comienza construyendo la Iglesia del Ecce Homo, un orfanato para niñas y un pequeño convento.
Con la llegada de las monjas, se pensó en ampliar esta última parte anexionando algunas casas árabes que compraron las mismas monjas, lo que permitió además la apertura de un dispensario médico. Más tarde con debido al programa para huérfanos de los gobiernos otomanos e israelí se hace innecesario el espacio dedicado al orfanato que comienza a utilizarse para otros fines religiosos. En la actualidad este lugar se ha convertido en una casa de huéspedes que acoge a los peregrinos y ofrece una excelente comida casare típica del lugar. El sitio ideal para disfrutar de la paz y la tranquilidad de un retiro espiritual en el mismo corazón de la Vía Dolorosa.
Iglesia del Ecce Homo
En los alrededores de lo que una vez fue la Torre Antonia, fue el lugar elegido por Ratisbone para construir la basílica del Ecce Homo justo al lado del arco de tres arcadas que atraviesa la Vía Dolorosa y llega hasta el interior del altar de la misma basílica, aquel desde el que, según la tradición, el gobernador Poncio Pilato pronunció las palabras: «Ecce Homo», a la vez que mostraba a la multitud un Jesús destrozado por los latigazos y ridiculizado disfrazado de Rey con «corona». Un gesto «benévolo» que dejaba en manos del pueblo la decisión del destino del reo. De aquí que tanto el Arco, que comienza en la calle y termina en el altar de la iglesia, y la basílica reciban el nombre de Ecce Homo. Historia que, aunque recogida en los evangelios, los historiadores ponen en duda debido a que la Torre Antonia era un puesto de vigilancia de la fortaleza militar y dudan que el gobernador y su esposa se alojasen allí existiendo un suntuoso palacio en el otro extremo de la ciudad.
Pavimento Romano
Otro motivo por el que pasar por el Convento de las Hermanas de Sion es para admirar el lithrostato romano una calzada de piedra que se conserva en perfecto estado y hoy sirve de pavimento para la capilla subterránea que usan las hermanas para sus oraciones, pero que en la época de Jesús fue un foro, una plaza donde los legionarios del ejército romano pasaban el tiempo jugando como se puede ver en los gravados hechos por estos soldados en algunas losas de este pavimento.
Piscina de Struthion
Bajo este antiguo foro romano situado a los pies de la esquina noroeste del Monte del Templo encontramos la Piscina de Struthion, unos baños del s. I de 52 por 14 metros y 6 de profundidad construidos a la par que fue remodelado el Monte del Templo por Herode el Grande. La piscina se encontraba cubierta por una impresionante bóveda y se accedía a ella por una serie de escalones esculpidos en la roca, situados en ambas paredes de la piscina que cubrían un mortero de caliza impermeabilizado.
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